Me estrellas en la cabeza,
explotas, quiebras vacíos
de espejos rotos,
donde te reflejas
en medias noches sin luna,
y donde tus delicadas curvas
asoman erectos tus pálidos senos.
Me golpeas,
de lado a lado,
despidiendo placeres,
olores mojados, libidinosos,
pero escondes sentimientos.
Llevo a mi mente ideas onanistas
mientras imagino tus piernas abiertas
dejando fruto de recién nacido,
y mal ejemplo de pinceles con esmoquin.
...y a todo esto,
y después de mi pesadilla,
sucumbo a tu llamada,
y ardo,
y me someto a tu voluntad
y vuelvo a castigar
tus surcos en mi piel.
Fran Medina; Tentaciones poeticas
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